Entretanto, en este cuarto incierto,
el ave sentencia con su canto.
Titila, solloza, implora;
"pronto llegará Algún día".
Mientras tanto, los libros altaneros se amontonan,
crónicas archivadas cubiertas de celos.
Vacante se concibe el alma;
"pronto llegará Algún día".
Fabiola Chaves Jiménez
04/2014
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